Por qué esta materia prima y sus mineras podrían seguir en alza
Pienso que estamos en la nueva era del heavy metal, pero con menos tambores y guitarras ensordecedoras y más electricidad. Se trata del uranio y los mineros del uranio, y de una gran gira de regreso de la energía nuclear. El uranio (uno de los metales más pesados del mundo) y los valores mineros de uranio han experimentado un gran auge últimamente, con los inversores cada vez más centrados en la necesidad de fuentes de energía limpia que puedan ayudar a cubrir el aumento previsto de la demanda de electricidad.
Al fin y al cabo, el uranio (si recordáis las clases de ciencias en el instituto) se utiliza para alimentar los reactores nucleares que generan electricidad. Y, hoy en día, se espera que la energía nuclear sea una parte importante del impulso a la descarbonización, porque no genera emisiones de gases de efecto invernadero. Eso es muy importante: la generación de electricidad es responsable de cerca del 40% de esas emisiones en todo el mundo.
Por ejemplo, el ETF Global X Uranium (URA) ha subido un 19% en lo que va de año, y se encuentra en máximos de diez años. Con sus principales participaciones en Cameco (NYSE:CCJ) y el Sprott Physical Uranium Trust Fund (UU), que sigue el precio del uranio, ofrece una amplia exposición al precio del metal y a las empresas que se dedican a extraerlo de la tierra.
Además, la demanda de electricidad aumentará en los próximos años gracias al crecimiento económico, los vehículos eléctricos, las crecientes necesidades de los países emergentes y, por supuesto, la inteligencia artificial y los centros de datos relacionados con ella. Una búsqueda en ChatGPT requiere diez veces más energía que una búsqueda tradicional en Google (NASDAQ:GOOGL). No sólo eso, sino que los centros de datos están «encendidos» 24 horas al día, siete días a la semana, por lo que necesitan una fuente constante de electricidad estable. Y así es como funcionan los reactores nucleares, que generan energía ininterrumpida, todo el tiempo, a diferencia de las fuentes eólica y solar, cuya potencia depende de las condiciones meteorológicas.
Eso sí, la energía nuclear no está exenta de riesgos: un terremoto masivo y el tsunami resultante provocaron el desastre nuclear de Fukushima en Japón en 2011, y el posterior cierre de todas las centrales nucleares japonesas. Alemania cerró sus instalaciones nucleares poco después por motivos de seguridad. Y todo ello provocó una caída masiva del precio del uranio.
Eso ha cambiado ahora. Las soluciones energéticas ecológicas, el alto precio del petróleo y las sanciones al suministro de gas ruso han cambiado la actitud de los países hacia la energía nuclear. Japón ha vuelto a poner en marcha algunas de sus centrales paralizadas y Estados Unidos ha anunciado nuevas subvenciones para fomentar la inversión en el sector. Todo ello hace pensar que este repentino repunte del uranio y de los valores relacionados podría continuar.